¿Habéis salido de cuentas ya? ¿Dónde está el bebe? Ah, ¿que aún no está de parto? ¿no se ha decidido a salir? Pues como ya dije, hay que tomárselo con calma que cuando quiera nacer, ya os daréis cuenta… o tal vez no.
¿Recuerdas que te recomendé que no fueras a cumpleaños de niños cuando tu mujer ha salido de cuentas? No lo decía en broma. Como aún no tenía escrito ese consejo, pues no lo seguí… y ahí estábamos, en la semana 40 rodeados de 20 niños, en un cumpleaños en la playa. A la noche siguiente, a las 3 de la madrugada entrábamos por la puerta de urgencias. Los dos con gastroenteritis, cada uno en una punta del hospital… pero aún así no había contracciones suficientes, ni avistamiento de parto, y nos mandaron para casa.
Un día aparentemente normal
Pues nada, comienza otro lunes normal, un poco cansados por el episodio del día anterior, pero con ganas de trabajar y finalizar proyectos (ejem), sabiendo que en breve estaríamos de parto.
– 👨🏻 Anoche le mandé un email a mi jefe para decirle que estábamos en el hospital y que a lo mejor hoy no trabajaba.
– 👩🏻 ¿Y qué te dijo?
– 👨🏻 Aún no lo ha leído. De todas formas acabo de mandar otro para decirle que al final sí trabajaré.
– 👩🏻 ¿Se ha enterado ya de que vamos a ser padres?
– 👨🏻 Pues aún no me ha respondido al email donde se lo conté…
6 horas después…
– 👨🏻 Uff… estoy hecho una mierda. Me parece que me voy a descansar un rato que no puedo más…
– 👩🏻 Vale. Yo me voy a tomar un paracetamol que me duele un poco todo.
– 👨🏻 Zzzzz…
1 hora después…
– 👩🏻 Oye, vamos a urgencias otra vez que me sigue doliendo todo.
– 👨🏻 ¿Ya estás de parto?
– 👩🏻 No, qué va. Los dolores seguramente son por la gastroenteritis. He tenido alguna contracción pero en urgencias me dijeron que hasta que no fueran cada 5 minutos no estoy de parto y no me quieren allí.
– 👨🏻 Entonces no deberíamos ir. Si tampoco has roto aguas ni nada, ¿no?
– 👩🏻 No. Creo que no son las contracciones del parto todavía; serán las contracciones de Braxton Hicks esas. He hecho las respiraciones como me enseñaron en el curso y me han bajado un poco. Pero me duele mucho todo así que vámonos.
– 👨🏻 Sí, vale, me visto y vamozzz…
– 👨🏻 Zzzzz…
– 😴 Zz…
Media hora después…
– 👩🏻 ¿¡Jorge!? ¿Estás listo ya?
– 👨🏻 Oops, lo siento me he vuelto a dormir.
– 🤦🏻♀️ ¿En serio?
– 👨🏻 Ha sido solo un ratillo. Ya voy.
– 👩🏻 Coge todo lo que tenemos preparado para el hospital, no sea que estando allí me ponga de parto.
– 👨🏻 ¡Sí jefa!
– 👩🏻¡Ah! Muy importante: No avises a nuestros padres hasta que no estemos casi acabando.
Y nos fuimos rumbo al hospital
Llevaba todo el día lloviendo, y por suerte acababa de parar. Subimos al coche y en menos de 10 minutos estábamos entrando por la puerta de urgencias. Les contamos todo el rollo de la gastroenteritis y la noche anterior (yo no digo que también estoy malo, por si no me dejan entrar) y llevan a la madre directamente a ginecología.
A los padres no nos dejan entrar en esa sala prohibida así tan fácil. Tu mujer tiene que estar realmente de parto 100% para poder acceder a ginecología. Así que nada, mientras le miran a ella sus dolores y miden sus contracciones, yo espero fuera y aprovecho para hacerme unos selfies y publicar una nueva entrada en el blog.
Pero nada más acabar…
– 👩🏼⚕️ ¿Jorge?
– 👨🏻 Sí, yo.
– 👩🏼⚕️ Pase por aquí, por favor. Su mujer está de parto.
– 👨🏻 ¿Cómo? ¿Ya? ¿Sin romper aguas, ni tapones mucosos, ni cosas de esas?
– 👩🏼⚕️ Sí, ya está más que lista. De hecho ha llegado con 9 centímetros de dilatación.
CONTINUARÁ…
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